domingo, 29 de mayo de 2022

Orígenes del Laicismo

 

Antecedentes Previos al Laicismo

 

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a expresión “Deus Meumque Jus”, tradicionalmente se interpreta como “Dios y nuestro derecho”, lo que viene a ser una intrépida forma para introducir el tema del Laicismo en la Masonería Escocesa. Pues bien, la base para esta frase viene de épocas pasadas, presuntamente pre-andersonianas, dónde la Masonería Operativa y los Caballeros Templarios tenían fuertes vínculos con la Iglesia, primero Católica (teísta, con creencia en Dios y su permanente intervención en el devenir del hombre) y luego Protestante (deísta, con creencia en Dios, pero que niega la providencia divina y la religión revelada) o simplemente Cristiana.

Tal vez una actualización más contemporánea, para este lema, podría ser la del “G:.A:.D:.U:. y nuestro derecho”, porque es consecuente con nuestro Libre Pensamiento, con nuestra Libertad de Conciencia y la correspondiente opción de Libertad de Culto en alguna religión o ninguna (como sería el caso del ateísmo que niega la existencia de Dios o cualquier divinidad), ya sea del tipo deísta tolerante, panteísta (es decir, que todo cuanto existe participa de la naturaleza divina porque Dios es inmanente al mundo), fetichista (que rinde culto a los fetiches o figuras que representan a un ser sobrenatural), espiritista (creencia en que, cualquiera en general y un médium en particular, puede comunicarse con los muertos bajo las circunstancias apropiadas), mística devocional (que propone la unión del alma con Dios a través de la devoción), o simplemente el agnosticismo (que considera inaccesible para el entendimiento humano la noción de absoluto y, especialmente, la naturaleza y existencia de Dios), porque, en última instancia, es un asunto de la propia Conciencia Individual del masón la resolución del dios personal, sea positiva o negativa, tal como se señala en los Principios de nuestra Constitución (GRAN LOGIA DE CHILE, 2017)  al decir que “No prohíbe ni impone a sus miembros ninguna convicción religiosa.”

En la Declaración de Principios del Escocesismo (SUPREMO CONSEJO GRADO XXXIII. Chile, 2015) se establece que “La F:.M:. recibe en su seno a los hombres de todas las nacionalidades, de todas las razas, de todas las creencias… acoge a profanos, cualesquiera que sean sus opiniones en política y en religión, con tal que sean libres y de buenas costumbres.” Y más adelante en las Finalidades Fundamentales del Escocesismo, dice: “Procura alcanzar sus propósitos por el estudio racional y científico de la evolución histórica del ser humano, considerando las etapas socioculturales, el continuo progreso de la civilización, las diversas filosofías y múltiples credos religiosos, el anhelo permanente de vivir y practicar el régimen de Libertad en sus más variadas transformaciones de justicia social, de tolerancia y por el desarrollo, cada vez más amplio e irrestricto, de una educación integral durante todas las fases de la vida.” Para completar la idea con “Sostiene la moral laica y analiza objetivamente con fines constructivos las modificaciones que han experimentado las normas de convivencia y la conducta del hombre, como consecuencia del avance ininterrumpido de la ciencia y de la tecnología, independientemente de los factores metafísicos y religiosos.”

El punto es que cada cual, cada masón, cada V:. H:. escocés es libre de elegir su personal interpretación del “Símbolo Superior” que llamamos G:.A:.D:.U:., y podemos convenir entonces que ese es SU DERECHO, y todos los demás debemos respetar su elección y ser tolerantes al respecto por la mismísima Regla o Ley de Oro: “No hagas a otro lo que no quieras que hagan contigo”, o “Procede con los demás, como desearías que procedieran contigo mismo”, cuyo origen lo podemos apreciar en las más antiguas culturas, filosofías y religiones, punto de encuentro, por ejemplo, entre budistas, cristianos y masones, y ciertamente en nuestro Ritual de Iniciación en la Masonería Simbólica.

Si lo vemos así, podríamos convenir entonces que este lema escocés sirve de base para la práctica del laicismo y nos convoca a ello.

Pero no es la única base, si observamos además el lema “Ordo ab Chao”, sólo podríamos concebir el orden y la paz en la diversidad, si somos tolerantes y aceptamos el principio del laicismo para separar el Estado de la Religión y separar la Educación de la Religión, pues llevar el “Orden al Caos” nos obliga como masones a combatir tanto las tiranías políticas como religiosas, porque nos hace defender el ideal del Estado-nación secular, como una República Democrática, para el laos, i.e., “el pueblo” (CUADERNILLO ESCOCÉS N°69. Chile, 2017), aquello que es para todos, propiciando el Bien Común sin perjudicar por ello a las minorías, en un balance casi perfecto de la más pura Justicia Social.

Ahora bien, si lo masónico tiene un origen que se pierde en la historia conocida, de un modo cada vez más difuso a partir de la fecha fundacional de 1717, pasando por Templarios y Constructores de Catedrales Góticas, para llegar, sobre hombros de gigantes leyendas, hasta los Antiguos Misterios, cualquier vinculación masónica con el Laicismo debiera tener raíces más antiguas que la Ilustración y la Revolución Francesa.

Si vemos, por ejemplo, el relato del príncipe persa Otanes (CITERIOR, Chile, Vol. 48 Enero/Marzo 1997) del siglo VI a:.e:.v:., él defendió frente a sus hermanos la idea del gobierno popular en vez del monárquico, defendió el principio de la isonomía, que promovía la igualdad de derechos políticos, y que sería la base para la posterior democracia griega. Al hablar del poder del pueblo, en el fondo hablaba del laos, hablaba entonces implícitamente de laicismo aunque tendrían que pasar muchos siglos antes de que exista dicho término.

Por otra parte, al revisar fuentes más antiguas aún de la cultura griega, que se pierden en una datación histórica precisa, encontramos relatos y mitos extraordinarios como el de Ulises en la Odisea y la Ilíada (acontecido cerca del siglo XIV a:.e:.v:. y escritos cerca del siglo VII a:.e:.v:.), o el mito de Prometeo, o el mito de Sísifo, donde todos ellos tienen en común la lucha por la Libertad, ya sea por una simple rebelión, o por el conocimiento, o por el destino de un trabajo sin sentido (CUADERNILLO ESCOCÉS N°59. Chile, 2014). Entonces, tenemos aquí una importante fuente de nuestra divisa de Libertad, que tanto queremos, y que es el pilar fundamental para la Libertad de Pensamiento, Libertad de Conciencia y Libertad de Culto. De acuerdo con nuestro Q:.H:. Eduardo Phillips Müller que D:.E:.O:.E:., la cultura griega no murió, sino que se transformó en Masonería, y aquí podemos apreciar entonces otro botón de ello.

 

Reflexiones Respecto a la Definición de los Conceptos Principales

 

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l paso de los siglos nos lleva desde las ideas de los griegos hasta la década 1870 en Francia dónde surge el sustantivo laicidad (laïcité) dentro del debate sobre la enseñanza laica (laïque), que ya era un adjetivo para designar aquello que no es eclesiástico ni religioso (CUADERNILLO ESCOCÉS N°69. Chile, 2017), siendo este el fruto de largos siglos pasados dónde la semilla de la Libertad eclosionaría al fin en nuevos conceptos para el buen desarrollo de nuestra civilización.

Es importante hacer notar, que este término “laico” no se conoce en la lengua inglesa, y el término más cercano sería secular. Por tanto, la cultura anglosajona se ve más distante a nuestro proyecto laicista, porque parecen vivir otra realidad, ajena a la “colonización” jesuita de Latinoamérica.

Entonces, para poder desarrollar este trabajo, debemos establecer definiciones claras para al menos los conceptos entorno a Estado Laico, Laicismo y Laicidad, las que servirán de nuestras guías arquitectónicas. Para esto usaremos como fuente el Vademecum Laicista que promueve el Observatorio Europeo sobre Laicismo, escrito por Juanjo Picó y César Tejedor, 2da Edición, 1 de febrero del 2021.

 


 

Estado Laico:

Un Estado Laico es aquel donde sus instituciones y sus cargos representativos públicos, respetan, garantizan y promocionan la Libertad de Conciencia de toda la ciudadanía. Por eso establece una clara distinción y consecuente Separación entre lo que es del ámbito de lo público, y lo que es del ámbito particular y privado; actúa con Neutralidad en los asuntos relacionados con las distintas convicciones particulares, declarándose imparcial, sin establecer privilegios o discriminación entre las mismas, dando prioridad al Interés General sobre las exigencias o intereses particulares.

La laicidad del Estado es un principio democrático universal y, por tanto, no debe depender de eventuales mayorías o minorías relativas a la propia separación Iglesias-Estado y a la neutralidad del Estado. Tampoco, del peso social que las diferentes opciones de conciencia según cómo se declare la gente ni, por tanto, del grado de secularización social que pueda existir en un momento determinado.

 

Laicismo:

El “laicismo” es el proceso, el movimiento social, las iniciativas, las propuestas, las actividades, o incluso el modelo de activismo social que se lleva a cabo para reivindicar y alcanzar la laicidad del Estado.

El laicismo tiene como principio fundamental la defensa de la libertad de conciencia de las personas, en condiciones de igualdad, sin privilegios ni discriminación por razón de las diversas convicciones particulares.

El laicismo posibilita una convivencia democrática en una sociedad que es plural, respetando las particularidades que nos distinguen, priorizando el bien común, el interés general sobre el interés particular.

 


 

Laicidad:

La “laicidad” es el ideal político al que aspiramos cuando los principios laicos han sido incorporados al ámbito de lo público. Se habla así de la laicidad del Estado.

 

Hasta aquí podemos ver en positivo los términos laico, laicidad y laicismo, como si todo fuera miel sobre hojuelas, pero ¿es así?, ¿toda la sociedad del siglo XXI comparte estas ideas y principios?, ¿alguien se opone?

La realidad dista mucho de funcionar conforme a nuestras altas aspiraciones y se requiere más trabajo si queremos alcanzar el “Ordo ab Chao”, pues los principales enemigos del laicismo los vemos en el ultramontanismo (que fue el conjunto de doctrinas y opiniones que defendían que el orden eclesial, social e histórico debe estar sometido a la autoridad del Papa de Roma y articularse según una jerarquía de origen divino), los Estados Confesionales (que postulan que un Estado-nación debe adherir a una religión específica, donde la religión oficial tiene privilegios de apoyo y financiación gubernamental en menos cabo de las demás religiones que tienen presencia en su territorio), los fundamentalismos (que consideran inamovible las doctrinas y prácticas esenciales de su ideología-religión), las tiranías (donde el gobernante tiene un poder total o absoluto, no limitado por unas leyes, especialmente cuando lo obtiene por medio ilícitos y abusa de él), los despotismos (aquella forma de gobierno absoluto, no limitado por las leyes, que en la forma de los gobiernos monárquicos del siglo XVIII se conoció como despotismo ilustrado), los totalitarismos (esto es someter las Iglesias al Estado, es decir, regímenes políticos en el que el poder es ejercido por una sola persona o partido de manera autoritaria, impidiendo la intervención de otros y controlando todos los aspectos de la vida del estado, incluyendo de paso la práctica religiosa) y el clericalismo (como aquello de someter el Estado a la Iglesia, donde el clero influencia en los asuntos políticos de una sociedad), principalmente por mencionar los más relevantes.

 

Situación en Chile

 

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ay grandes detractores del laicismo en la historia universal y local, cuyos afanes llegan incluso al tiempo presente en Chile. Por ejemplo, cuando vemos que una sesión del Congreso se abre en nombre de Dios, o cuando las leyes son objetadas por principios religiosos, o los colegios continúan dando clases de religión (una) y hacen permanecer en la sala a los niños cuyos padres solicitaron la exclusión de dicha materia (QUIROZ, Eduardo. 2020), vemos que queda mucho trabajo por hacer y que no podemos permanecer pasivos.

La religión católica sigue contabilizándose como la más importante a nivel nacional a pesar de tener cada vez menos practicantes en sus templos. Las personas optan por, lo vistoso y bello que es, un matrimonio por la iglesia, o bautizan a sus hijos porque así es la “tradición”, y todo eso suma para su causa, pero ahí no hay una fe auténtica ni convicciones profundas ni una moral católica que sea un ejemplo a seguir.

Deberíamos poder hacer nuestra apostasía si no practicamos la fe católica, y de hecho sólo depende de nosotros el hacerlo (QUIROZ, Eduardo. 2020). Y debería ser así para mostrar que no cuentan con el respaldo que creen representar. También deberíamos adherir a acciones concretas como la Iniciativa Laicista en Chile o seguir la información que promueve el Observatorio Europeo sobre Laicismo, o cualquier otra opción para dar realce y fuerza al Laicismo, tanto en Chile como en el Mundo.

El Laicismo no está en contra de lo religioso, no está en contra de la fe, no está en contra de Dios, simplemente propone que estos temas personales se deben tratar en lo más íntimo y espiritual de cada ser humano, con todo el respeto y libertad que cada individuo lo pueda hacer conforme a su voluntad y conciencia. Por este motivo, el Estado Laico debe garantizar la libertad de culto en su más amplia expresión, para que todos puedan practicar o no la religión que deseen (CITERIOR, Chile, 2001), y por ello debe estar desligado, apartado de un credo en particular, para así poder representar justamente a todos, creyentes y no creyentes.

Lo mismo podemos reflexionar sobre la Educación separada de la Religión. Como se ha dicho, este tema íntimo debe ser tratado y resuelto a interior de los hogares y no estandarizado y monopolizado al interior de las salas de clase. O se hace una clase tal que recoja y presente todas las posturas que ya hemos mencionado, incluyendo por supuesto el ateísmo y el agnosticismo, o no se hace.

Sólo teniendo presente estos principios, podemos entender aquella frase que dice que el Siglo XXI será Laico o no será (QUIROZ, Eduardo. 2020).

 

Los Valores que Defiende el Laicismo

 

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a Laicidad, tal como ya se ha venido preparando el concepto, deriva de lo más profundo del sentir y pensar del hombre antiguo hasta su consolidación como principio activo. Lo podemos percibir en la “Regla de Oro” ya mencionada, en la Tolerancia para aceptar toda la diversidad de “credos” que no son más que manifestaciones de un mismo principio en distintas graduaciones desde la nada hasta el todo del mismo, la Libertad tan preciada para los masones que forma parte de la divisa principal y característica de la Masonería que precede a la Libertad de Conciencia (lo que significa que la religión es de libre elección, pero sólo compromete a los creyentes, y que el ateísmo es de libre elección, pero sólo compromete a los ateos), la Igualdad (especialmente y específicamente la Igualdad de Derechos, que impide todo privilegio público de la religión o el ateísmo) y que también constituye parte fundamental de esta triada virtuosa junto a la Fraternidad Universal, y por supuesto, la Universalidad de la Acción Pública sin discriminación de ningún tipo.

Así es como “El Laicismo nos permite vivir juntos, a pesar de nuestras diferencias de opinión y creencia. Por eso es bueno. Por eso es necesario. No es lo contrario de religión. Es lo contrario de clericalismo y totalitarismo” (CUADERNILLO ESCOCÉS N°69, Chile, 2017). Es entonces algo básico para el sano desarrollo de la Democracia en nuestro país y el mundo.

Bibliografía

 

·         GRAN LOGIA DE CHILE. “Constitución y Reglamento General 2017”. Chile, 2017.

·         SUPREMO CONSEJO GRADO XXXIII. “Reglamento General para los Cuerpos Escoceses Subordinados”. Chile, 2015.

·         CUADERNILLO ESCOCÉS N°69. “Visión Histórica y Contemporánea del Laicismo en Chile y el Mundo”. Chile, 2017.

·         CITERIOR, Revista. “Libertad e Igualdad ante los despotismos civiles y religiosos”. Chile, Vol. 48 Enero/Marzo N°1, 1997.

·         CUADERNILLO ESCOCÉS N°59. “Espiritualidad, la Fuerza Oculta del Arte Real”. Chile, 2014.

·         OBSERVATORIO EUROPEO SOBRE LAICISMO. “Vademecum Laicista”. 2da Edición, 1 de febrero del 2021.

·         QUIROZ, Eduardo. “El Tren del Laicismo. Recorrido de quiebres del Estado Laico”. Palibrio. 2020.

CITERIOR, Revista. “Libertad e Igualdad ante los despotismos civiles y religiosos”. Chile, Vol. 51, Julio N°2, 2001.

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