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a eficiencia energética es el gran tema para el SXXI, pero debemos
cuidar que se desarrolle conforme al bien común y no para el beneficio exclusivo
de las empresas.
Hace poco vimos cómo se quiso
implementar la instalación masiva de medidores
inteligentes y todo el debate que ocasionó su procedimiento entre gallos y
medianoche.
La eficiencia energética requiere de la implementación de medidores inteligentes para poder gestionar
una tarifa por uso horario diferenciado,
pero cuidado en este punto. Miremos el
ejemplo del transporte público que
también por un criterio de eficiencia
implementó el cobro de pasajes diferidos
en el Metro, con el sano fin de “aplanar” la curva de demanda y que las personas viajen menos en horarios punta y más en horarios valle. Cuando la realidad es que los desplazamientos
están condicionados por los horarios
laborales y de estudio, haciendo imposible para la gran mayoría modificar
sus hábitos de trasporte fuera del horario punta. ¿Quién gano aquí? Pues,
como es obvio, ganó la empresa y en estos años hemos tenido un tremendo
desarrollo de la red del Metro, ¿acaso es coincidencia? ¿Quién perdió? Como se
podrán imaginar, perdimos todos los usuarios por tener que pagar un pasaje más
caro y no tener ninguna comodidad en el viaje de horario punta con dicho sobre precio, pero de todos modos es cierto
que ahora hay más líneas de Metro, lo que endulza algo este café amargo.
Entonces, con la tarifa horaria diferida para el consumo
de la electricidad, la promesa será hacer un uso más eficiente de la demanda energética, pero al igual que
en el caso del transporte público,
la mayoría no podrá modificar sus hábitos
de consumo, porque también dependen de los horarios de trabajo y estudio.
Esto implicará pagar cuentas de energía posiblemente con un valor el
doble o más del valor actual, según la experiencia de otros países. ¿Entonces,
quién gana y quién pierde de verdad?
Otro aspecto a tener en cuenta es
que el nuevo marco legal prevé la generación por paneles solares en los
hogares y la “compra” de sus
excedentes para ser distribuidos en la red de eléctrica. Nuevamente esto es
mayor eficiencia energética. Pero,
sin siquiera preocuparnos de si el precio
de compra y de venta será el mismo entre las Distribuidoras y sus
clientes-generadores, tenemos un tema técnico muy importante que resolver. El concepto genérico para este caso es el de PMGD (Pequeña y Mediana Generación
Distribuida), y hace más de una década que las Distribuidoras saben que no es
técnicamente implementable sin antes mejorar
las redes eléctricas, pues éstas fueron concebidas sin tener en cuenta esta
posibilidad y su estructura es de tipo
capilar, esto es, son redes de mayor
capacidad eléctrica en las fuentes de generación, y mínima hacia los
clientes finales, como ocurre con nuestro sistema circulatorio entre el corazón
y las extremidades. Por lo tanto, invertir
los flujos de la corriente puede significar el fallo de tramos intermedios, lo que obligará a las Distribuidoras a
potenciar sus redes y transferir ese costo a los usuarios,
como siempre lo hace por ser un monopolio natural regulado.
Si nos damos cuenta, tenemos un
problema perverso, pues el primer caso implica mayores costos para los usuarios de la red y si lo quieren
evitar, entonces algunos podrán optarán por la solución de generación por paneles solares y entonces se tendrá, casi
inevitablemente, el segundo escenario.
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l punto aquí, no es oponerse a
estos desarrollos que por lo demás son
necesarios y urgentes, por supuesto que no. El asunto es que nos
aseguremos que se legisle e implemente de la forma correcta, para no
perjudicar a los clientes, a los consumidores,
a costa de ganancias excesivas para las Distribuidoras
reguladas que todo el tiempo tratan de encontrar nuevas formas para generar
mayores rentabilidades; esto es materia de análisis y debate continuo en dichas
empresas.
Como MM:. SS:. debemos tener
presente estos puntos recién planteados, para actuar e influir positivamente al
respecto, para que nuestra sociedad pueda continuar dignamente su camino de
progreso en el SXXI.