Antecedentes Previos al Laicismo
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a expresión “Deus Meumque Jus”, tradicionalmente
se interpreta como “Dios y nuestro derecho”, lo que viene a ser una intrépida
forma para introducir el tema del Laicismo en la Masonería Escocesa. Pues bien,
la base para esta frase viene de épocas pasadas, presuntamente
pre-andersonianas, dónde la Masonería Operativa y los Caballeros Templarios tenían
fuertes vínculos con la Iglesia, primero Católica (teísta, con
creencia en Dios y su permanente intervención en el devenir del hombre) y luego
Protestante (deísta, con creencia en Dios, pero que niega la
providencia divina y la religión revelada) o simplemente Cristiana.
Tal vez una actualización más contemporánea, para este lema,
podría ser la del “G:.A:.D:.U:. y nuestro derecho”, porque es consecuente con
nuestro Libre Pensamiento, con nuestra Libertad de Conciencia y la correspondiente
opción de Libertad de Culto en alguna religión o ninguna (como sería el caso
del ateísmo que niega la existencia de Dios o cualquier divinidad),
ya sea del tipo deísta tolerante, panteísta (es decir, que todo
cuanto existe participa de la naturaleza divina porque Dios es inmanente al
mundo), fetichista (que rinde culto a los fetiches o figuras que
representan a un ser sobrenatural), espiritista (creencia en que,
cualquiera en general y un médium en particular, puede comunicarse con los
muertos bajo las circunstancias apropiadas), mística devocional (que
propone la unión del alma con Dios a través de la devoción), o simplemente el agnosticismo
(que considera inaccesible para el entendimiento humano la noción de absoluto
y, especialmente, la naturaleza y existencia de Dios), porque, en última
instancia, es un asunto de la propia Conciencia Individual del masón la
resolución del dios personal, sea positiva o negativa, tal como se señala en
los Principios de nuestra Constitución (GRAN LOGIA DE CHILE, 2017) al decir que “No prohíbe ni impone a sus
miembros ninguna convicción religiosa.”
En la Declaración de Principios del Escocesismo (SUPREMO
CONSEJO GRADO XXXIII. Chile, 2015) se establece que “La F:.M:. recibe en su
seno a los hombres de todas las nacionalidades, de todas las razas, de todas
las creencias… acoge a profanos, cualesquiera que sean sus opiniones en
política y en religión, con tal que sean libres y de buenas costumbres.” Y
más adelante en las Finalidades Fundamentales del Escocesismo, dice: “Procura
alcanzar sus propósitos por el estudio racional y científico de la evolución
histórica del ser humano, considerando las etapas socioculturales, el continuo
progreso de la civilización, las diversas filosofías y múltiples credos
religiosos, el anhelo permanente de vivir y practicar el régimen de Libertad en
sus más variadas transformaciones de justicia social, de tolerancia y por el
desarrollo, cada vez más amplio e irrestricto, de una educación integral
durante todas las fases de la vida.” Para completar la idea con “Sostiene
la moral laica y analiza objetivamente con fines constructivos las
modificaciones que han experimentado las normas de convivencia y la conducta
del hombre, como consecuencia del avance ininterrumpido de la ciencia y de la
tecnología, independientemente de los factores metafísicos y religiosos.”
El punto es que cada cual, cada masón, cada V:. H:. escocés
es libre de elegir su personal interpretación del “Símbolo Superior” que
llamamos G:.A:.D:.U:., y podemos convenir entonces que ese es SU DERECHO, y
todos los demás debemos respetar su elección y ser tolerantes al respecto por
la mismísima Regla o Ley de Oro: “No hagas a otro lo que no quieras que
hagan contigo”, o “Procede con los demás, como desearías que procedieran
contigo mismo”, cuyo origen lo podemos apreciar en las más antiguas
culturas, filosofías y religiones, punto de encuentro, por ejemplo, entre
budistas, cristianos y masones, y ciertamente en nuestro Ritual de Iniciación
en la Masonería Simbólica.
Si lo vemos así, podríamos convenir entonces que este lema
escocés sirve de base para la práctica del laicismo y nos convoca a ello.
Pero no es la única base, si observamos además el lema “Ordo
ab Chao”, sólo podríamos concebir el orden y la paz en la diversidad, si
somos tolerantes y aceptamos el principio del laicismo para separar el Estado
de la Religión y separar la Educación de la Religión, pues llevar el “Orden al
Caos” nos obliga como masones a combatir tanto las tiranías políticas como
religiosas, porque nos hace defender el ideal del Estado-nación secular, como
una República Democrática, para el laos, i.e., “el pueblo” (CUADERNILLO
ESCOCÉS N°69. Chile, 2017), aquello que es para todos, propiciando el Bien
Común sin perjudicar por ello a las minorías, en un balance casi perfecto de la
más pura Justicia Social.
Ahora bien, si lo masónico tiene un origen que se pierde en
la historia conocida, de un modo cada vez más difuso a partir de la fecha
fundacional de 1717, pasando por Templarios y Constructores de Catedrales
Góticas, para llegar, sobre hombros de gigantes leyendas, hasta los Antiguos
Misterios, cualquier vinculación masónica con el Laicismo debiera tener raíces
más antiguas que la Ilustración y la Revolución Francesa.
Si vemos, por ejemplo, el relato del príncipe persa Otanes (CITERIOR,
Chile, Vol. 48 Enero/Marzo 1997) del siglo VI a:.e:.v:., él defendió frente a
sus hermanos la idea del gobierno popular en vez del monárquico, defendió el
principio de la isonomía, que promovía la igualdad de derechos políticos, y que
sería la base para la posterior democracia griega. Al hablar del poder del pueblo,
en el fondo hablaba del laos, hablaba entonces implícitamente de
laicismo aunque tendrían que pasar muchos siglos antes de que exista dicho término.
Por otra parte, al revisar fuentes más antiguas aún de la cultura
griega, que se pierden en una datación histórica precisa, encontramos relatos y
mitos extraordinarios como el de Ulises en la Odisea y la Ilíada (acontecido cerca
del siglo XIV a:.e:.v:. y escritos cerca del siglo VII a:.e:.v:.), o el mito de
Prometeo, o el mito de Sísifo, donde todos ellos tienen en común la lucha por la
Libertad, ya sea por una simple rebelión, o por el conocimiento, o por el
destino de un trabajo sin sentido (CUADERNILLO ESCOCÉS N°59. Chile, 2014).
Entonces, tenemos aquí una importante fuente de nuestra divisa de Libertad, que
tanto queremos, y que es el pilar fundamental para la Libertad de Pensamiento,
Libertad de Conciencia y Libertad de Culto. De acuerdo con nuestro Q:.H:.
Eduardo Phillips Müller que D:.E:.O:.E:., la cultura griega no murió, sino que
se transformó en Masonería, y aquí podemos apreciar entonces otro botón de ello.
Reflexiones Respecto a la Definición de los Conceptos Principales
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l paso de los siglos nos lleva desde las ideas de los
griegos hasta la década 1870 en Francia dónde surge el sustantivo laicidad
(laïcité) dentro del debate sobre la enseñanza laica (laïque),
que ya era un adjetivo para designar aquello que no es eclesiástico ni
religioso (CUADERNILLO ESCOCÉS N°69. Chile, 2017), siendo este el fruto
de largos siglos pasados dónde la semilla de la Libertad eclosionaría al fin en
nuevos conceptos para el buen desarrollo de nuestra civilización.
Es importante hacer notar, que este término “laico” no se
conoce en la lengua inglesa, y el término más cercano sería secular.
Por tanto, la cultura anglosajona se ve más distante a nuestro proyecto
laicista, porque parecen vivir otra realidad, ajena a la “colonización” jesuita
de Latinoamérica.
Entonces, para poder desarrollar este trabajo, debemos
establecer definiciones claras para al menos los conceptos entorno a Estado
Laico, Laicismo y Laicidad, las que servirán de nuestras guías arquitectónicas.
Para esto usaremos como fuente el Vademecum Laicista que promueve el
Observatorio Europeo sobre Laicismo, escrito por Juanjo Picó y César Tejedor, 2da
Edición, 1 de febrero del 2021.
Estado Laico:
Un Estado Laico es
aquel donde sus instituciones y sus cargos representativos públicos, respetan,
garantizan y promocionan la Libertad de Conciencia de toda la
ciudadanía. Por eso establece una clara distinción y consecuente Separación
entre lo que es del ámbito de lo público, y lo que es del ámbito particular y
privado; actúa con Neutralidad en
los asuntos relacionados con las distintas convicciones particulares,
declarándose imparcial, sin establecer privilegios o discriminación entre las
mismas, dando prioridad al Interés General sobre las exigencias o
intereses particulares.
La laicidad del Estado es un
principio democrático universal y, por tanto, no debe depender de eventuales
mayorías o minorías relativas a la propia separación Iglesias-Estado y a la
neutralidad del Estado. Tampoco, del peso social que las diferentes opciones de
conciencia según cómo se declare la gente ni, por tanto, del grado de
secularización social que pueda existir en un momento determinado.
Laicismo:
El “laicismo” es el proceso,
el movimiento social, las iniciativas, las propuestas, las actividades, o
incluso el modelo de activismo social que se lleva a cabo para reivindicar y
alcanzar la laicidad del Estado.
El laicismo tiene como
principio fundamental la defensa de la libertad de conciencia de las personas,
en condiciones de igualdad, sin privilegios ni discriminación por razón de las
diversas convicciones particulares.
El laicismo posibilita una
convivencia democrática en una sociedad que es plural, respetando las
particularidades que nos distinguen, priorizando el bien común, el interés
general sobre el interés particular.
Laicidad:
La “laicidad” es el ideal
político al que aspiramos cuando los principios laicos han sido incorporados al
ámbito de lo público. Se habla así de la laicidad del Estado.
Hasta aquí podemos ver en positivo los términos laico,
laicidad y laicismo, como si todo fuera miel sobre
hojuelas, pero ¿es así?, ¿toda la sociedad del siglo XXI comparte estas ideas y
principios?, ¿alguien se opone?
La realidad dista mucho de funcionar conforme a nuestras
altas aspiraciones y se requiere más trabajo si queremos alcanzar el “Ordo
ab Chao”, pues los principales enemigos del laicismo los vemos en el ultramontanismo
(que fue el conjunto de doctrinas y opiniones que defendían que el orden
eclesial, social e histórico debe estar sometido a la autoridad del Papa de
Roma y articularse según una jerarquía de origen divino), los Estados
Confesionales (que postulan que un Estado-nación debe adherir a una
religión específica, donde la religión oficial tiene privilegios de apoyo y
financiación gubernamental en menos cabo de las demás religiones que tienen
presencia en su territorio), los fundamentalismos (que consideran
inamovible las doctrinas y prácticas esenciales de su ideología-religión), las
tiranías (donde el gobernante tiene un poder total o absoluto, no limitado por
unas leyes, especialmente cuando lo obtiene por medio ilícitos y abusa de él),
los despotismos (aquella forma de gobierno absoluto, no limitado por
las leyes, que en la forma de los gobiernos monárquicos del siglo XVIII se
conoció como despotismo ilustrado), los totalitarismos (esto es someter
las Iglesias al Estado, es decir, regímenes políticos en el que el poder es
ejercido por una sola persona o partido de manera autoritaria, impidiendo la
intervención de otros y controlando todos los aspectos de la vida del estado,
incluyendo de paso la práctica religiosa) y el clericalismo (como
aquello de someter el Estado a la Iglesia, donde el clero influencia en los
asuntos políticos de una sociedad), principalmente por mencionar los más
relevantes.
Situación en Chile
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ay grandes detractores del laicismo en la historia universal
y local, cuyos afanes llegan incluso al tiempo presente en Chile. Por ejemplo,
cuando vemos que una sesión del Congreso se abre en nombre de Dios, o cuando
las leyes son objetadas por principios religiosos, o los colegios continúan
dando clases de religión (una) y hacen permanecer en la sala a los niños cuyos
padres solicitaron la exclusión de dicha materia (QUIROZ, Eduardo. 2020), vemos
que queda mucho trabajo por hacer y que no podemos permanecer pasivos.
La religión católica sigue contabilizándose como la más
importante a nivel nacional a pesar de tener cada vez menos practicantes en sus
templos. Las personas optan por, lo vistoso y bello que es, un matrimonio por
la iglesia, o bautizan a sus hijos porque así es la “tradición”, y todo eso
suma para su causa, pero ahí no hay una fe auténtica ni convicciones profundas
ni una moral católica que sea un ejemplo a seguir.
Deberíamos poder hacer nuestra apostasía si no practicamos la
fe católica, y de hecho sólo depende de nosotros el hacerlo (QUIROZ, Eduardo.
2020). Y debería ser así para mostrar que no cuentan con el respaldo que creen
representar. También deberíamos adherir a acciones concretas como la Iniciativa
Laicista en Chile o seguir la información que promueve el Observatorio Europeo
sobre Laicismo, o cualquier otra opción para dar realce y fuerza al Laicismo,
tanto en Chile como en el Mundo.
El Laicismo no está en contra de lo religioso, no está en
contra de la fe, no está en contra de Dios, simplemente propone que estos temas
personales se deben tratar en lo más íntimo y espiritual de cada ser humano,
con todo el respeto y libertad que cada individuo lo pueda hacer conforme a su
voluntad y conciencia. Por este motivo, el Estado Laico debe garantizar la
libertad de culto en su más amplia expresión, para que todos puedan practicar o
no la religión que deseen (CITERIOR, Chile, 2001), y por ello debe estar
desligado, apartado de un credo en particular, para así poder representar
justamente a todos, creyentes y no creyentes.
Lo mismo podemos reflexionar sobre la Educación separada de
la Religión. Como se ha dicho, este tema íntimo debe ser tratado y resuelto a
interior de los hogares y no estandarizado y monopolizado al interior de las
salas de clase. O se hace una clase tal que recoja y presente todas las
posturas que ya hemos mencionado, incluyendo por supuesto el ateísmo y el
agnosticismo, o no se hace.
Sólo teniendo presente estos principios, podemos entender
aquella frase que dice que el Siglo XXI será Laico o no será (QUIROZ, Eduardo.
2020).
Los Valores que Defiende el Laicismo
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a Laicidad, tal como ya se ha venido
preparando el concepto, deriva de lo más profundo del sentir y pensar del
hombre antiguo hasta su consolidación como principio activo. Lo podemos
percibir en la “Regla de Oro” ya mencionada, en la Tolerancia
para aceptar toda la diversidad de “credos” que no son más que manifestaciones
de un mismo principio en distintas graduaciones desde la nada hasta el todo del
mismo, la Libertad tan preciada para los masones que forma parte de la
divisa principal y característica de la Masonería que precede a la Libertad
de Conciencia (lo que significa que la religión es de libre elección,
pero sólo compromete a los creyentes, y que el ateísmo es de libre elección,
pero sólo compromete a los ateos), la Igualdad (especialmente y
específicamente la Igualdad de Derechos, que impide todo privilegio
público de la religión o el ateísmo) y que también constituye parte fundamental
de esta triada virtuosa junto a la Fraternidad Universal, y por supuesto,
la Universalidad de la Acción Pública sin discriminación de ningún tipo.
Así es como “El Laicismo nos permite vivir juntos, a pesar
de nuestras diferencias de opinión y creencia. Por eso es bueno. Por eso es
necesario. No es lo contrario de religión. Es lo contrario de clericalismo y
totalitarismo” (CUADERNILLO ESCOCÉS N°69, Chile, 2017). Es entonces algo básico
para el sano desarrollo de la Democracia en nuestro país y el mundo.
Bibliografía
·
GRAN LOGIA DE CHILE. “Constitución y Reglamento
General 2017”. Chile, 2017.
·
SUPREMO CONSEJO GRADO XXXIII. “Reglamento
General para los Cuerpos Escoceses Subordinados”. Chile, 2015.
·
CUADERNILLO ESCOCÉS N°69. “Visión Histórica y
Contemporánea del Laicismo en Chile y el Mundo”. Chile, 2017.
·
CITERIOR, Revista. “Libertad e Igualdad ante los
despotismos civiles y religiosos”. Chile, Vol. 48 Enero/Marzo N°1, 1997.
·
CUADERNILLO ESCOCÉS N°59. “Espiritualidad, la
Fuerza Oculta del Arte Real”. Chile, 2014.
·
OBSERVATORIO EUROPEO SOBRE LAICISMO. “Vademecum
Laicista”. 2da Edición, 1 de febrero del 2021.
·
QUIROZ, Eduardo. “El Tren del Laicismo.
Recorrido de quiebres del Estado Laico”. Palibrio. 2020.